jueves, 24 de junio de 2010

Sensible como una bomba de relojería

Hola a todos.
Ayer fue un gran día. Por la mañana disfruté como nunca de la colectividad del grupo de amigos y por la tarde fui al cumpleaños de un amigo. Estuvo bastante bien porque fuimos al cine a ver "Robin Hood" y era tan coñazo que empezamos a hacer tonterías en el cine. Para empezar, Mr. Wow y Piercing se fueron a la esquina de la fila a "conversar", Ciruela, Regaliz (el cumpleañero) y Resuelta les intentaban cortar el rollo y yo empecé a hacer comentarios pésimos sobre la película con Monster. A todo esto, la sesión no fue nada silenciosa. Tenemos que añadir que hubo un momento en el que Resuelta sacó una foto a la pareja, hubo una fría guerra de hielos, carcajadas que fallaban en el intento de pasar desapercibidas, una pregunta inocente hecha por mí hacia Monster al oír un ruido que hacía Resuelta con su mejilla, gente que se sentó en el suelo y otras personas que se fueron antes de tiempo (que listas fueron, por cierto). Vamos, lo que se llama un desmadre.
Pero entre la mañana y la tarde existe un tiempo en el que te encuentras en tu casa y comes. Cuando volví por la mañana a casa me ocurrió una cosa: me puse de mal humor (no echaba humo por la nariz pero me desinflé). La verdad es que hasta ese momento no me había escuchado a mí misma. Hablando con mi madre sobre cómo se encontraba Proteínas, qué contaba y demás ella pudo percibir mi deje de enfado. En ese momento, me hizo una pregunta que me sorprendió de una manera tal que hizo que me enfadara más: "¿Por qué estás tan amargada siempre?"
No me lo esperaba, sinceramente. Es verdad que nunca he sido una niña que se caracterizara por sonreír, pero me caló esa cuestión. Puede que me enfadara porque tuviera razón mi madre, estoy amargada. No sé que creer; un amigo me dijo que era difícil saber cómo me sentía y no le falta razón. Tengo que confesar que no sé enfadarme, literalmente, nunca me he enfadado con nadie de manera que se llegue a notar y eso puede ser una virtud o un defecto. Tengo que remarcar también que soy muy cría; Una tarde de vuelta a casa mantuve con dos amigos una conversación (bueno, fui más bien oyente) en la que se hablaba de cuán solos se sentían. Me cuesta hablar con la gente pero fui cavilando sobre lo que hablaban. Yo no me siento sola precisamente, si nos referimos a un ámbito amoroso y no tengo interés todavía en encontrar a alguien. Esas cosas me dan mucho pavor (todo tiene su explicación, fui víctima de abusos sexuales durante 7 años de mi vida, prácticamente durante toda primaria) me da mucho miedo y vergüenza reconocerlo pero es así. Me entran sudores fríos cuando alguna vez siento latidos cerca del valle de Venus (sabéis muy bien de qué os hablo). Intento soltarme, hacerme ver o experimentar sensaciones excitantes pero me reprimo demasiado y al final me quedo sin hacer nada. ¿Va a ser que tengo un problema...?
No quiero estar amargada, no sé si estaré amargada y si lo estoy me aferraré a mi pensamiento medieval de "detrás de todo sufrimiento hay una recompensa" (se va a convertir en mi lema). Alguno podría decirme "eso te va a amargar más". Gracias por el consejo.
Afortunadamente, todo lo que os acabo de escribir pasa por mi cabeza cuando me levanto con mal humor o cuando he pasado algo intenso o cuando me acuerdo de mi primer beso (no sigais mis pasos en eso por favor; en una discoteca no se puede tener un primer beso).
Mi medicina: ver que Proteínas está bien, que mi grupo es genial y los Beatles.
Bueno, he condensado en una entrada más o menos todos mis males. Ahora escribiré sobre otras cosas que no tengan que ver tanto conmigo sino con vivencias con los amigos, experiencias de las vacaciones o algo así.
Esta escritora ya se ha desahogado. Espero explotar dentro de muuuucho tiempo.
Seguiré escribiendo.




Luann

1 comentario:

  1. No tienes rival.
    Parece ser que todos tenemos nuestra particular cara de póquer.

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